A
punto de concluir la restauración de la Puerta del Perdón, dentro de
los trabajos sobre las fachadas de la Catedral que se iniciaron en 1998,
sale a la luz una valiosa información que narra la secular presencia en
la ciudad del templo metropolitano. Habla de ello el maestro mayor de
la Seo, Alfonso Jiménez, quien asegura que esta puerta puede
«considerarse una síntesis de la historia cromática de la Catedral».
A
este gran portal, en la fachada norte, la que da a la calle Alemanes,
sólo le queda la conclusión de los trabajos de las puertas chapadas en
bronce, de más de siete metros de altura. En la fachada queda por
intervenir en la parte que se extiende por la biblioteca Colombina y que
se ha programado para el próximo año.
«El color de la piedra gótica era el suyo natural»
La
Puerta del Perdón, en este sentido, se desvela como una especie de
«compendio» de lo que ha sido la «paleta» cromática de la Catedral a lo
largo de su historia, en la que el blanco se perfila como el color
original de todo el edificio de la antigua mezquita.
«El
color de la piedra gótica era el suyo natural, un tono blanquecino
ligeramente tostado, que se conservó bien hasta comienzos del siglo XX»,
precisa Jiménez, quien trae a colación, incluso, documentos de 1571 en
los que quedan registradas labores para el blanqueamiento de los
pilares. Pero es en 1568 cuando la Giralda presentaría en su fisonomía
partes blanqueadas y otras con «decoración figurada de colores al
fresco».
Otra
fecha crucial será 1792, época en la que comienza a enlucirse la
fachada de fábrica de sillares de color ocre con juntas blancas, de la
que se han descubierto grandes fragmentos en la parte que da a Alemanes.
Entre 1880 y 1891, no obstante, tanto esta fachada como la de
Placentines se pintarán, de manera uniforme, de una tonalidad ocre que
se ha ido renovando desde entonces a lo largo de los años. Según
sostiene Alfonso Jiménez, «el estucado ocre de 1792 acabó en la
tradicional calamocha».
En
la parte izquierda de esta fachada, zona en la que aún no se ha
empezado a trabajar, es donde mejor pueden apreciarse los distintos
añadidos que se han sucedido a lo largo de los años, cada uno con su
color. Aunque es en la Puerta donde aparecen como en un muestrario los
distintos acabados.
El
criterio de la actuación—dice el maestro mayor— ha sido rescatar un
color general blanco para los exteriores, con matices según las zonas,
donde destacan los relieves de terracota y las sombras de yeserías,
mientras que en el interior se ha respetado la mezcla de terminaciones
cromáticas que la historia de ocho siglos largos nos ha deparado».
Fuente: Abcdesevilla.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario